jueves, 23 de mayo de 2013

Lo mágico frente al materialismo (II)

Hoy os traigo la segunda parte de la entrevista. En ella, se revisa su obra El flautista de Hamelin (Krysař, 1986). Su título en checo significa literalmente "cazador de ratas", y fue uno de los proyectos más ambiciosos de Checoslovaquia durante la década de los 80. La película utiliza un lenguaje ficticio (la idea era que recordara vagamente al alemán pero se puso el énfasis en el ritmo y el valor onomatopéyico del lenguaje). Aunque se cita como fuente el cuento de Robert Browning, que podéis leer aquí, su inspiración parece ser la obra del escritor checo Viktor Dyk, una adaptación más libre de la leyenda documentada por los hermanos Grimm.



En Krysař (El flautista de Hamelin, 1985), por ejemplo, se utiliza la acción en vivo con ratas y luego se mezcla con títeres. Pasando a la película, el estilo es muy interesante. ¿Diría usted que está influenciado por ciertos géneros o estilos?

La primera sensación era de que se trataba de una historia con una atmósfera muy cargada: Alemania, fuente del expresionismo, en combinación con la Edad Media. Me gusta el expresionismo, porque es un estilo muy sencillo pero muy fuerte y trato de utilizarlo en este sentido con los títeres. Por supuesto, no puedo decir que lo mío sea expresionismo puro como en Das Kabinett des Doktor Caligari (El gabinete del doctor Caligari, 1920) de Robert Wiene, pero es mi versión, es mi interpretación.

La forma de los títeres era muy interesante. Eran casi cubistas, o como salidas del modernismo. ¿Era intencionado?

Sí. Cuando diseñé los títeres era importante que ellos fueran un poco como máquinas, tan sólo títeres. No quería expresar que fueran gente pequeña, con vida. Si lo comparas con el mundo de las ratas, éstas estaban más vivas que los títeres, y ese era mi objetivo: mostrar que el mundo de las ratas era muy dinámico, muy emocional, muy dramático. El de los títeres era más bien un mundo de horror.

Los títeres eran más mecánicos, excepto Agnes. ¿La chica era más dulce?

Sí, por supuesto, Agnes representa un mundo de pureza al igual que el pescador, un hombre pobre que también es muy ingenuo y sencillo. Se trata de dos personas principales, el resto pertenece a la ciudad, que es la ciudad del mal. En medio se sitúa el flautista, porque pertenece al mundo del tiempo, de Saturno. Él es un símbolo de nadie, de la muerte, el tiempo, el destino, etc.

Usted parece tener un fuerte sentido crítico, no sólo en Krysař sino también en otras partes de su obra, del materialismo y el consumismo. Hay una especie de decadencia espiritual en la sociedad. Hay elementos de esperanza, como el pescador y el bebé, pero la sociedad es a menudo descrita como materialista y codiciosa.

Sí, quise terminar esa historia no como en la antigua leyenda alemana, muy estricta y deprimente, donde los niños se ahogan en el agua, sino mostrando una pequeña esperanza de que hay algo más, de ahí la imagen de una paisaje de ensueño: un pescador en un barco. Esta es una pregunta que el público a menudo me ha hecho: por qué no terminé mi historia como el cuento original.


© Kinoeye



CATEGORÍAS: Cine, Animación, Traducciones

2 comentarios :

  1. Siniestro, pero extrañamente bello. Una dura crítica a la sociedad, casi desesperanzada, si no fuera por el inesperado final. Muy bonito, Enrique, y muy diferente de cualquier cosa que yo haya visto hasta ahora en animación.
    Un saludo

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    1. Gracias, José Miguel. En breve, traeré la obra de los grandes maestros de la animación checa, Svankmajer y Trnka. Conviene conocerlos también.

      Saludos :)

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